sábado, 19 de enero de 2013

Cómo gestionar la tesorería en tiempos de crisis


Para los equipos de tesorería, la crisis ha sido un período en el que la disponibilidad de liquidez fácil se detuvo de forma abrupta, se dio una volatilidad en el cambio de las divisas y los precios de materias primas subieron. Para el verano de 2008, los precios de las materias primas comenzaron a bajar, la crisis de liquidez pasaba a convertirse en una crisis económica. Ahora los tesoreros no sólo tenían que enfrentarse al problema del acceso a liquidez en los mercados financieros para poder financiar sus actividades, sino que además sus flujos de ingresos también se iban reduciendo.


La crisis ha demostrado que las consecuencias de desatender a la función de tesorería pueden ser devastadoras. La inversión en herramientas y tecnologías que soportan estas actividades resultará crítica para hacer que los tesoreros puedan prepararse debidamente para futuras crisis.   

La crisis ha hecho que los tesoreros le den prioridad a su relación con los bancos. Hoy la gestión de tesorería supone, sobre todo, la gestión de saldos bancarios para la cobertura de las necesidades de líquido de la empresa. La mayoría de los tesoreros hoy desea mantener una relación a largo plazo con los bancos, al tiempo que apuntan a que sus bancos prefieren optar por un modelo de servicio basado en la rentabilidad individual de cada operación.
Las compañías son conscientes ahora de lo vulnerables que pueden llegar a ser ante la solidez o debilidad de los bancos.  Los tesoreros también se han dado cuenta de que no es necesario que quiebre el banco para que decida retirarles la financiación u otros servicios.  Por tanto, la calidad de la gestión del riesgo de contraparte y la diversificación de dicho riesgo son un elemento clave del nuevo modelo de relación con los bancos. Una de las medidas tomadas es reducir el número de bancos principales con los que mantiene una relación comercial. De hecho, las compañías que operaban con un número elevado de bancos, los han ido reduciendo.  

Debido a la escasez de la liquidez disponible, la visibilidad y el control sobre el efectivo se han convertido en elementos críticos para las empresas. Actualmente, muchas compañías mantienen excedentes de efectivo para contribuir a aliviar sus riesgos de financiación.
Los modelos de gestión de riesgos financieros, especialmente el de tipo de cambio y el de materias primas, han tenido que evolucionar para poder afrontar la grave situación de los mercados y las fluctuaciones a las que las empresas están expuestas. Se ha dado un aumento en la cobertura de estos riesgos, así como un cambio gradual hacia un enfoque de cobertura más activo. Vemos un aumento en el número de compañías que empiezan a cubrirse frente al riesgo de traslación de divisas.

Cada vez resulta más importante la gestión del riesgo a los clientes, ya que la financiación es escasa, teniendo varios medios de cobertura como las empresas aseguradoras, que habrá que elegir teniendo en cuenta la diversificación de la cartera de pagos de clientes de la empresa, o bien el factoring, externalizando los cobros  que pasan a ser responsabilidad de los bancos  y en donde estos últimos adelantan el importe de los pagos de los clientes a la empresa. Deben también reducir los saldos ociosos.

La crisis ha sido todo un reto para los tesoreros. Ahora tienen una visión clara de dónde pueden aportar el mayor valor de cara al futuro y de dónde procederán los avances más prometedores. Entre estas áreas destacan fundamentalmente el ámbito de la gestión de la posición, la gestión del capital circulante y la mejora de las capacidades de gestión de riesgos.

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